La decisión de la participante fue aplaudida por los fanáticos del programa, aunque Nano y Jenifer no la perdonaran.
Leonardo Merollo se mostró agradecido y con mucho dolor. "El asesino de Lucas venía decidido a matar a alguien", afirmó.
La cama, ese lugar de descanso y vulnerabilidad, se convierte en una trinchera. Y desde allí, entre sábanas y pensamientos entrecruzados, estalla la revolución.